Para quienes nos tocó la época anterior al CD, MP3, MP4 y Spotify teníamos que levantarnos a cambiar el «disco» de lado cuando las canciones del lado A se terminaban y debíamos entrar a las del lado B. Es más, si mal no recuerdo, las del lado A eran las que el artista y su disquera consideraban eran las que iban a pegar y las del lado B aquellas que, tal vez lo lograrían. Dos caras de una misma situación, dos momentos diferentes y por supuesto, dos emociones distintas. A veces, eso sí, lograban el equilibrio suficiente para disfrutar de cabo a rabo un LP.
Así estamos en el Deportivo Cali de Lucas Pusineri, nuestro Glorioso nos entrega partidos de dos momentos, el Lado A cuando sale con toda, por todo y logra los goles mientras desperdicia muchos más. Ves a Palavecino fino filtrando los balones que Dinenno y Feiver necesitan para dar entrevistas al final del encuentro. Los laterales salen al ataque y son impasables en los retornos, en la medular no pasa ni el viento y el equipo nos llena de alegría, orgullo y la sensación de tener cómo pelearle al que sea, en la cancha que sea, con el arbitro que elijan y demás.
Paso seguido, independiente del resultado y del rival, el equipo pasa al Lado B. Los pases no llegan, la recuperación de pelota es ineficiente, la defensa duda, el arquero es exigido, el control de balón cedido y con ello las oportunidades de gol que, por ejemplo, contra Nacional no entraron, pero contra Millonarios sí. Así hemos sufrido victorias, sostenido empates y tenido frustrantes derrotas.
¿Por qué será esto?
Los críticos del profe Pusineri aducen que es por su juventud e inexperiencia, que el pararse ante viejos zorros del fútbol lo desnudan tácticamente y la técnica de sus dirigidos no es suficiente para llenar los espacios. Que le falta aprender y aplicar, más cuando en las ruedas de prensa el discurso se está volviendo el usual: Equipo competitivo, que se entrega y lucha, que lo llena de orgullo, pero que no siempre suma de a tres, en donde hay que seguir trabajando.
Y no hay mentiras en lo dicho por el profe, es cierto, el equipo se entrega en la cancha, corre lo que puede y da de lo que tiene. Desafortunadamente algunos tienen menos que otros para dar y otros ya el cuerpo parece decirles: no puedo. Hay cansancio en el plantel y más allá del calendario (otra vieja y confiable justificación) debemos replantear el tema de la recuperación de los jugadores, su modo de entrenar y, por qué no también, qué tanto se están cuidando para poder estar sin fatiga. El calendario no se va a poner más ligero y lo que viene en estas dos semanas es bastante retador: Juego por Copa ante Junior, Pasto por liga, Junior de nuevo en Barranquilla y cierra el fin de semana ante el América en El Pascual. Duro.
Estoy de acuerdo con quienes en la victoria pidieron mesura como lo estoy con quienes en la derrota piden ecuanimidad, con lo que no estoy de acuerdo (ni lo estaré) es con mirar para otro lado, callar y/o valorar una derrota como algo no tan negativo y menos cuando el rival, inferior, estaba para ser liquidado.
Es cierto que nuestro FPC es así, hoy sos líder, mañana sos quinto, como nuestro caso y en dos fechas más podes ser líder de nuevo u octavo, la clave es no salir de los ocho. Pero no por eso considero que el regulador de desempeño o la meta fijada sea «clasificar». Eso que lo piense un equipo de estructura mediana, de nomina corta y de directiva chica, ya no estamos, nunca lo estuvimos para contentarnos con el «algo es algo».
Sí, podés tener 1000 puntos y caer eliminado en el cuadrangular, cierto, pero al menos conservas el deseo, no tenes espacio para justificar las derrotas ni contentarte con «intentarlo». La competencia es dura, el torneo irregular y el calendario jodido. No hay (dudo mucho que lo haya) situaciones iguales para todos los equipos, parece que siempre tendremos partidos sin descanso, horarios horripilantes y cosas así, nuestro fútbol tengo la impresión, adolece en la Dimayor de eso, de sentido de competencia, lógica y orden.
Profe, no dudo de su trabajo porque lo he visto. No dudo de la entrega de los jugadores y de que en conjunto, hacen lo que pueden con lo que tienen, sin embargo quiero, ojalá se pueda, que tengamos coherencia en la cancha y que lo que se dice se vea en acciones, el discurso se escucha más bonito cuando los puntos, los goles y el global lo muestran. Es difícil creer que se oxigena la nomina con cambios al minuto 83 y es mucho mas complicado hablar de «entrega y sacrificio» cuando entra un jugador, que venía siendo capitán (nada menos) con absoluta pereza y falta de testosterona. ¿No lo cree?
Igual, habrá momentos en los que podamos disfrutar incluso del perder, porque la posibilidad está, pero es frustrante, molesto, ver cómo estaba anunciada la caída y nadie hizo absolutamente nada. Corregir y reponerse, urgente, los puntos seguirán ahí para ser cosechados, vamos por ellos con toda, mantengamos el Lado A y si llega el Lado B, que sea tan bueno como el A, eso hace de un LP un éxito y eso es lo que quiero para mi Deportivo Cali, nada más.
Vamos Cali
Nos vemos en el estadio, nos leemos por acá
*Foto: TyCSports.com