Deportivo_Cali_Estadio

Es lunes, ya han pasado algunos días desde cuando dejamos la Copa en el Atanasio y algunas horas desde que Alianza, haciendo uso de su paternidad, nos privó de iniciar sumando por las semifinales de la Liga. Derrotas seguidas, responsabilidad compartida, pero, no entiendo el motivo, algunos insisten en mirar para el lado que no es, al menos no del todo.

Perdimos, sí y a nadie le gusta perder, aunque siendo sinceros es raro ver a hinchas del Cali celebrando derrotas o festejando con los rivales, pero los hay y bueno, cada quien con su forma de vivirlo, no soy nadie para juzgar.

Les decía, perdimos, sí. Nos hicieron siete goles en tres partidos, el equilibrio entre los anotados y los recibidos se perdió. ¿Quién es el responsable de eso? Podríamos decir que han sido errores individuales, por supuesto que los ha habido, pero y las correcciones, ¿por qué insistimos en repetirnos en el error como si quisiéramos una maestría en fallar?

Perdimos porque no siempre las ganas pueden remontar los marcadores y los talentos individuales no siempre están en modo Play Station para sacar adelante lo que desde el banquillo parece perdido (y se pierde). ¿Hasta cuándo vamos a jugar dejando los espacios en el medio que dejamos? ¿Cuál es la idea táctica para permitir que el rival controle, si así lo prefiere, la media cancha? ¿Qué tan rápido podemos leer un partido y darle vuelta? ¿Qué tan contundente es un revulsivo?

Sabemos, la apuesta fue clara y la declaración, una de las pocas que se ha cumplido a rajatabla en los últimos años fue precisa: el plantel no se va a reforzar y no lo hizo.

La nomina, amplia en hombres, corta en nombres ha venido ejecutando lo que le ha permitido su talento, su entrega y compromiso. Las ganas sumadas con la motivación, pero, como ahora, si de los cuatro que se echan el equipo al hombro tres no aparecen, ¿qué podemos hacer? Si de los siete que la mueven, solo dos parecen tener energía para correr más, ¿qué podemos hacer? Seguramente dirán, los nuevos filósofos del fútbol moderno, que la culpa es del hincha porque no alienta lo suficiente. Bueno, eso es llevar la metafísica a otro nivel y eso es no ver la realidad, estamos cortos de plantel.

Para este punto estás cerca de putearme, pensando en si tengo razón o no y en que, tal vez, este documento debería conocerlo el Comité. Tranquilo(a), ya lo conocen (entran risas) porque para mirar fuera de la reja son expertos, para evaluar al interior siguen con fallas y de tamaño no menor, pero eso es otra historia, lo que cuenta ahora es que podamos, juntos como se debe, salir de esta y terminar el 2019 de la mejor manera, no podemos, ni debemos, a pesar de todo, cerrar otro año sin logros significativos en lo deportivo, no al menos sin que el directamente responsable del fútbol en el Cali (a falta de director deportivo) responda y, de manera responsable y solidaria, lo haga también el Comité. El algo es algo ya no es útil y las variables blandas, como las interacciones en redes por citar un ejemplo, no son válidas como indicadores de gestión. No señor.

Llegará la hora de hacer balance, seguro habrá rubros en los que lo positivo será mayor a lo que no lo es, otros en los que, tristemente, no levantamos cabeza…ni trofeos.

Ahora bien, ¿a quién responsabilizamos entonces? ¿Al «canal que todos queremos» por no repetir las jugadas dudosas? ¿Al comentarista que no puede con su apetito pizzero de destrucción? ¿A la Dimayor de la que hacemos parte y en la que votamos regularmente a favor (inclusive sonriendo)?

Echémosle la culpa a los árbitros, esa es sencilla y lo es por dos razones: la primera, porque nos están metiendo la mano feo y con ganas. No contentos con permitir las jugadas que cortan el ritmo de un partido, la perdida de tiempo, las faltas a borde de área que no son, ahora se han superado y han decidido, involuntariamente me imagino, dejar de expulsar jugadores rivales merecedores de la roja, sancionar penales donde no hay y no sancionarlos a favor nuestro cuando los hay. Eso, así, si me apuran y a vuelo de pájaro (que no se me alboroten en el Llano ahora) es muy sospechoso y, por no decirlo mas, muy feo. Menos mal el club levantó su voz de protesta y envió sendas cartas de protesta con pruebas. Vamos a ver qué se logra, en el próximo juego de local lo veremos. Solo espero que seamos responsables, como hinchada, en no permitirlo más, pero, por sobre todas las cosas, hacerlo de manera respetuosa, tenemos una casa que a pocos le gusta, no demos papaya.

Esto es de responsabilidad compartida. Los arqueros y su entrenador, en deuda. Los centrales perdidos, el DT que no encuentra salida al desequilibrio, el Comité que no logra sintonía empática con la hinchada ni dar un verdadero golpe de autoridad (y conocimiento) que nos permita estar tranquilos de que el camino al futuro será mejor y, por supuesto, de los árbitros, porque lo único que se necesita, aparentemente para dañarnos el trabajo es un pito en la boca (un silbato, suena mejor) y un par de tarjetas, ya el rival siente que es así.

A trabajar señores. La cabeza primero, el talento después y vayamos, como sea, con los que sean, contra lo que sea y los que sean, por hacer al Deportivo Cali grande, como lo hemos sido, como no lo podemos dejar de ser.

Vamos Cali, vamos que es nuestro deber y, entre todos, aceptemos la responsabilidad compartida porque al ganar no ganan unos, ganamos todos y al perder, bueno, es igual, excepto por quien celebra por celebrar.

Nos vemos en el estadio, nos leemos por acá

 

*Foto: Archivo particular Germanchos,