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En un par de días despediremos el 2019, se va, se nos fue y yo no olvido el año viejo, no porque me haya dejado una chiva, una burra negra, una yegua y mucho menos una buena suegra.

No olvido el año viejo porque debemos, desde lo que aprendimos (que ojalá sea bastante y se ponga en práctica pronto) corregir todo aquello que se hizo mal, de manera horrible, con o sin buena intención en el Deportivo Cali y que, a pesar de “animar” y “ser competitivos” no nos dio para otro resultado deportivo diferente a sumar en las estadísticas, no en los trofeos que es la razón de ser de cualquier institución deportiva, no creo que, si la conocen me corrigen por favor, en la Misión o Visión de los clubes deportivos diga “Fundado en XXX año, nuestra meta es competir y animar el torneo de manera alegre”.

El 2019 para el Cali fue la continuidad del 2018 y ninguno de los dos años fue positivo, pero vamos por partes.

La autocrítica

¿Hasta cuándo va a reinar el “qué dirán”? Creo, con todo respeto, que la vanidad y el ego están de más en el Comité Ejecutivo y que, al menos para las cuestiones institucionales, hay que dejarlas a un lado y enfocarnos en lo que realmente cuenta: tener la capacidad de entender que nos equivocamos, que las personas no son más importantes que las organizaciones y que están es para servir al Cali, no para que la familia verdiblanca les sirva.

Juan Fernando Mejía ya no es el presidente simplemente porque su posición como tal era insostenible. Nunca entendió ni quiso ver más allá del titulo que sostenía y se preocupó, en conjunto con su Comité, de actuar como gato en caja de arena.

Los errores se asumen, se les pone la cara y el pecho, se estudian, se aceptan y se corrigen. El que ahora el presidente del club sea Marco Caicedo es parte de eso. Los cambios hechos en la dirección deportiva y la búsqueda de acercamientos con los sectores más alejados de los hinchas, también. De dientes para afuera hay verbalizaciones de “querer que las cosas mejoren”, aceptar los errores es el primer paso.

Esperemos sigan las correcciones ajustando planes de mercadeo, dándole un giro de 180◦ a las comunicaciones, suspendamos las quejas publicas y retomemos el peso en la Dimayor, así como también logremos de una buena vez, devolverle la confianza a los asociados acerca del accionar del Comité y su staff.

Tal vez la sombra de duda de los malos manejos dure todo el año, pero dando la cara, comunicando bien, anticipando las situaciones y no dándole alas a quien no debe volar se puede acelerar el proceso.

El fútbol

Cerramos el año arropando a un DT que nos dejó por múltiples razones, algunas de peso y otras de pesos, listo, superado el tema, se fue devolviéndonos el fútbol vertical y la entrega (salvo en el último partido) de cada uno de los elementos del campo. Hacía rato no veía al plantel realmente unido, con ganas de salir a dejarlo todo en la cancha (así fuera de manera desordenada), ganando donde antes no se ganaba y remontando partidos cuando antes no lo lográbamos. Eso hay que agradecerle a Pusineri, eso además de que el comité se diera cuenta que al fútbol hay que meterse de lleno y no delegarlo, jamás delegarlo.

Dicen que vuelve el Comité de fútbol y que trabajará con el renaciente Comité de Cantera, una maravilla, enfocarse en los jugadores, dejar trabajar al DT e incluirlo en las decisiones sobre el plantel, gran avance. Lástima que perdimos dos años y plata en varias “apuestas” que, al final, de los 16 jugadores que llegaron, mal contados, que pudieron ser, solo nos quedamos con dos.

Hubo un recorte importante en la nómina, salen jugadores que aportaron poco y nada para darle espacio a los que llegan, incluido DT nuevo el uruguayo Alfredo Arias, a buscar ser algo mas que “competitivos”. Señores, esto es Deportivo Cali y hay que ganarlo todo. Simple como eso.

La Hinchada

Cierro con la hinchada pues el Comité decidió echarle la culpa de todo lo que nos sucedió. Poco o nada se hizo por atraer de manera contundente a los hinchas y/o asociados al estadio. Las promociones no se dieron, el amor no fue de dos vías y por más que muchos hicieron sacrificios por ir al estadio fueron recibidos con una logística represiva, un comité soberbio poco incluyente y decisiones de mercadeo que parecieron tomadas por un gerente financiero. Sí, recaudamos más dinero y la cuota de patrocinios se cumplió, pero para el hincha del Deportivo Cali hay otras cosas y, sin los resultados ni los jugadores que muevan el torniquete hay que procurar darles algo más que mensajes por redes sociales y descuentos. ¿Dónde está el diferencial? Tarea para el 2020, recuperar a la hinchada tanto en lo emocional como en lo racional y para ello hay que cambiar desde lo que decimos, la forma cómo lo decimos y procurar, desde el conocimiento de sus necesidades y aspiraciones, ser más empático con los hinchas, con todos ellos, no solo con los de Sur, con todos. ¿Queremos un “Junto al Cali por siempre” ?, hágamoslo, pero que ese juntos no sea de una sola vía, es decir, si vas a pedir, hay que dar. Se puede.

Claramente es el momento para que el hincha empiece con su: “no tenemos nada”, “somos un circo”, “Nos convirtieron en un Envigado”, “Somos un chiste”, etcétera, etcétera. Bueno, el año pasado los leí igual y al final del primer semestre los leí de nuevo, solo que esta vez estaban pidiendo transporte para el Estadio y boletas para algunos partidos. Así somos y es un trabajo que debemos hacer, desde el club y nosotros como hinchas, de ir haciendo de la hinchada del Cali otra cosa pues la fama se cultiva sola y ya tenemos fama de no ser buena hinchada. ¿Lo vamos a permitir? Yo digo que no, respetando conceptos, por supuesto.

Viene un 2020 que no será fácil, que pinta muy complicado por las limitantes propias del Cali y lo hecho en estos dos años que, aunque se ven luces positivas, el balance, hasta ahora, es muy negativo.

Requerimos pronto recuperar la confianza, avivar el amor del hincha por su club, incluyendo el respeto y desde la sinceridad atraer de nuevo a los asociados a quienes de verdad nos duele el equipo para que, entre todos, logremos recuperarlo con velocidad. Es el reto 2020, no “devolverle la grandeza”, como lo prometieron sin cumplirlo, sino devolvérselo a los hinchas, a todos y cada uno de nosotros y así, verdaderamente unidos, sacarlo adelante en las canchas y fuera de ellas.

Hay que trabajar, hay que moverse y hay que justificar cada centavo del sueldo de cada uno de los que hacen parte del club, todo debe funcionar sincronizado, productivo, eficaz y efectivo. No podemos equivocarnos más y menos, cuando tenemos muchas lecciones de donde agarrar para no hacerlo.

Este 2020 te digo Deportivo Cali, contá conmigo, en lo que pueda y como pueda, porque estoy, de nuevo, para y por vos.

No aplaudiré todo como foca, no miraré para otro lado y tampoco “comeré vidrio”, eso sí, pero creo en que nos va ir mejor, nos va ir bien si lo deseamos y lo hacemos posible con determinación, sin amiguismos, con el objetivo claro y, por supuesto, con sudor.

Vamos Cali, hagamos del 2020 un ¡Feliz año!

Gracias por leerme este 2019, por las críticas, por las correcciones y por las observaciones y respetuosos comentarios, todos los días se aprende y el debate siempre será nutritivo.

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Gracias de nuevo, por todo y feliz año nuevo para vos y tu familia.  Nos vemos en el estadio, nos leemos por acá.

Foto: Archivo particular.