Deportivo Cali ha estado en mi vida de manera consiente, por poco mas de 40 años. Una tarde cualquiera de domingo mi viejo me llevó al Pascual, iba con su radio en la mano y en la otra yo, sin saber en qué me metería, allá llegué y aquí me quede, entregado al Cali. Desde entonces, sin grises, el Cali lo fue y ha sido todo.

A mi hija la llevé de siete años a la cancha, salió una vez con el equipo, cantó los himnos. Lo vimos en Bogotá y Tunja, lo vimos en Palmaseca y en el Pascual también. Su primer partido fue uno contra Junior, ganamos. No vive como lo vivo yo, a veces la envidio, tiene esa paz los fines de semana que yo perdí hace rato. Hay amor ahí, sí, pero no pasión. Esa es la diferencia. Eso sí, las estrellas se las ha gozado todas, las tres que le han tocado.

Hoy el Cali nos pide, nos exige estar a su lado con mas fuerza que otras veces, con menos palabras y mas acción, de ahí que el silencio sea lo que llene los espacios en donde antes compartí mi opinión, mi sentir y razón. Igual, hay voces que no se deben guardar y reclamos que se deben hacer.

Hay respuestas pendientes a preguntas hechas años atrás y deudas, adicionales a las financieras, por cobrar y pagar en el club. Hay promesas y expectativas incumplidas, así, sin grises.

Deportivo Cali tiene, para mí, cinco ejes en los que gira todo, estos son: 1) El Equipo profesional y el Negocio del fútbol, 2) La Cantera, 3) Las sedes y la vida social, 4) La marca e institucionalidad y 5) el Estadio. Cinco pilares, como cinco miembros el comité, cinco que, si no se integran como deben, el discurso de la unión ya no aplica, no se dio, ponen en riesgo, como lo está, a todo el entorno del Glorioso.

¿Y la hinchada? ¿Los asociados? Estamos en todos y para todos los cinco ejes. Los asociados en nuestro deber de aportar, vigilar y promover porque cada uno de estos ejes se desarrolle de la mejor manera, cosa que no ha pasado, mea culpa y los hinchas para arroparlo todo, sin alcahuetear, pero tampoco para destruir.

No hace mucho un asociado que no aparece como tampoco hace nada un hincha que se quedó sembrado en el putazo fácil, en la amenaza virtual y en la burla sin sentido constructivo.

¿Qué tenemos hoy? Uno a uno, abierto al debate, con respeto, como siempre, en estos cinco ejes, pienso que tenemos esto:

1. Equipo profesional y el negocio del fútbol

Un título inesperado, muy deseado, pero inesperado. Crecimiento de Kevin y aporte de Teo, fundamentales como lo fue el regreso de Harold Fabian y la aparición de Marsiglia, Johan y la consolidación de Colorado. Equilibrio entre cantera y refuerzos que actuaron respondiendo como lo que eran, refuerzos. Dudamel campeón como DT, ídolo y gratitud hacía él.

Título por partida doble, porque se sumó lo logrado por el equipo femenino debidamente gestionado por Vanesa Alipio y con unas mujeres entregadas a lo que les gusta y siendo más profesionales que muchos que se jactan de serlo. Cali campeón, deber cumplido, promesa satisfecha.

Lo que vino después, sí, de la misma institución, es inexplicable, injustificable e indefendible. Uno a uno los refuerzos y pilares del título se fueron yendo. La razón, aparentemente financiera, no se soporto con resultados reales porque, traído de los cabellos, llegaron como elementos jugadores que, según palabras del otrora Director Deportivo Karim Gorayeb, no tenían su visto bueno.

¿Por qué llegaron entonces? Los pidió Dudamel, dijeron, pero hombre, alguien tenía que decir que no a Leyton, Nazarith o Vuletich, no era tan difícil si es que el equipo se rige por un plan de trabajo y un proyecto deportivo, pero como no hay o solo aparece cada cuatro años en elecciones, pues, podría pasar. Un error por el que ganaron unos pocos, pero perdimos todos.

Además. como lo dijo Mayer recientemente a Banda Deportiva, hay 33 jugadores y todos deben estar concentrados, metidos, trabajando y luchando por y para el Deportivo Cali, para nada ni nadie más-

Urge en este sentido el establecer un plan de trabajo desde lo deportivo, roles y funciones muy claras, terrenos muy bien marcados y dejar de tirar cada uno para su lado. No podemos seguir alimentando empresarios mientras nos estamos muriendo de hambre, no podemos pagar favores con la plata que no es nuestra y mucho menos atentar contra las expectativas de una hinchada que espera confiada en que desde el Comité se obre pensando en los títulos, no en la tabla del descenso.

2) La Cantera

Aquí, al lado del negocio del fútbol está La Cantera. Sí, la misma de donde han salido muchos exponentes del mejor fútbol de Colombia, embajadores del Deportivo Cali por el mundo por quienes se nos hincha el pecho, por quienes suspiramos pensando en su regreso algún día a su casa, a sus comienzos.

Cantera en la que trabajan muchas personas, todos entregados al talento joven, a las promesas del club, aunque, tristemente, muchos de ellos se quedan en eso, promesas.

¿Por qué en la cantera, categoría por categoría, lo ganamos todo y al llegar al primer equipo perder se les hace normal? ¿Cuál es el sueño del canterano, honrar a sus profesores, sus mentores y su equipo o alimentar a un empresario que le llena la cabeza con aire? Uno no entiende cómo al tener la oportunidad de brillar en una formación titular algunos canteranos optan por esconderse, desaparecer y no figurar. Por supuesto que se puede sentir un muchacho que ve a otros elementos del plantel llegando al puesto por el que, con méritos, han trabajado, así, fácilmente y sin poner el corazón en ello. Jugar con la cantera no debió ser nunca la opción de la necesidad, debió ser siempre la convicción.

 Eso sí, ¿llegan al primer equipo los de mayor talento? Hay que revisar eso y confío que, con el Comité de Cantera reestablecido, operando y en comunión con el equipo profesional logren, obvio detrás de un proyecto/plan, un mejor desempeño del canterano porque el Deportivo Cali no está para alimentar promesas ni madurar a punta de prensa y fans los talentos que requieren trabajo en su formación.

Canterano vale lo que vale, no menos, pero tampoco más, eso sí, siempre se debe acompañar al canterano en su proceso, criticar, sí, pero no destruir. Talento hay, tal vez les falta confianza y creer, no en lo que se dice de ellos en la calle o la prensa, sino lo que dice su rendimiento en la cancha, ahí se caen las mentiras y se hacen las leyendas.

3) Las sedes y la vida social

La Asociación Deportivo Cali cuenta con dos sedes que son envidia de muchos en Colombia y el continente, tenemos lo que muchos desean y sin embargo es como si no tuviéramos nada porque, desde ellas, se ha logrado atraer y que permanezcan muchos asociados que sin su turco o las actividades sociales poco o nada tendrían que ver con el club. Lo que no se discute es que son beneficios y que es atractivo, por supuesto, como asociado las disfruto cada vez que puedo e invito, pagando la entrada como debe ser, a futuros/as asociadas a disfrutarlas conmigo.

Las sedes se deben al fútbol, sí, pero deben empezar a ser autosostenibles y desprendidas de la pelota, porque como les digo, hay asociados que no van al estadio o que no les importa si somos primeros o 20.

Cuidemos las sedes, alimentemos a los visitantes y disfrutemos de las instalaciones, por supuesto, pero es hora de que lo social responda por lo social y el fútbol por el fútbol, no al revés, no mezclado.

¿Podríamos tener asociados solo con beneficios en las sedes y otros solo con beneficio al fútbol?  Moderar los costos según beneficios y generar opciones para adquisición de beneficios en eventos puntuales, podría ser, ¿no?

4) La marca y la institucionalidad

Nos duele ver al Cali como está, ¿verdad? Bueno, a algunos les parece que es mejor salir con un chiste, un meme o, peor aún, llevar información, a veces cierta, a veces manipulada, pero siempre inadecuada por diferentes canales dejando a la institución envuelta en un manto de duda y la marca perdiendo valor. Hombre, no es un misterio ni se puede ocultar que administrativamente tenemos muchas fallas, algunas por el modelo, otras por obra y algunas, tristemente, por omisión.

Hay responsables, por supuesto, el Comité ejecutivo por permitirlas, el gerente por llevarlas a cabo y la asamblea por, gracias a Dios ya no, permitirlo en silencio.

Malos manejos, indelicadezas, errores administrativos. No escuchar, soberbia, guerra de «clanes», intereses personales, división, traiciones…mejor dicho, la trama de una novela al mejor estilo de «Dallas» o el «Juego de Tronos» y en el medio el club, la marca Deportivo Cali, nuestra reputación.

No podemos seguir siendo motivo de burla, no debemos alimentarla nosotros mismos como hinchas. No, antes de que me puteen, no es culpa del hincha, es responsabilidad de quienes han administrado la marca y la institución.

Hay buenas intenciones, sin duda. Pero los resultados no son ni cercanos a los que un negocio particular, con su dinero, tiene o tendría. Había que ponerle freno al chorro, no se hizo. Había que operar con inteligencia la riqueza, no se hizo. Había que invertir en lo que permitiera liquidez, se falló.

Toda acción trae a su lado una reacción. La marca perdió peso, la institución se lleno de intrigas e inquietudes. La transparencia se perdió, los medios saben mas que los interesados y, como lo dije antes, los que deben hablar callan y los que deben callar son elocuentes.

Acción y reacción, la confianza desde el público en general se ha esfumado lo que hace muy difícil alentar iniciativas a favor del Cali y sus finanzas porque se siente que sería plata perdida, otra vez, incluso al punto de proponer, de manera no tan descabellada, pero si muy arriesgada, declarar la insolvencia económica.

Se plantea la «Calitón», bienvenido todo lo que sume y más si tiene un objetivo claro, un monitoreo transparente y se hace por un bien común sin interés particular, urge el aportar, el dar antes que buscar sacar.

La hinchada está lejos del club y al club parece no importarle, hay muchas limitantes, es verdad, la mayoría de ellas económicas, pero no puede ser que a esta altura estemos todavía evaluando acciones por su impacto social y no financiero, no emocional. Sin miedo, comuniquemos lo que debamos decir, el Cali tiene grandes historias, grandiosos hinchas, talento por montones y un presente, aunque oscuro, que cambiará. ¿Cuánto vale la oportunidad perdida? y, ¿quién nos la va a pagar?

La hinchada necesita ser escuchada e interpretada desde un verdadero sentido de pertenencia y este no tiene nombre ni apellido, ese sentimiento solo tiene eco en lo anónimo y masivo de su cantar.

Las prendas se venderán, las sedes tendrán mas invitados y asociados consumiendo, así como el estadio hinchas en las gradas. Sin hinchada no somos nada, cuidemos la reputación, cuidemos la institución, pero alimentemos el sentimiento de la hinchada, mas ahora que necesitamos su apoyo el que no debería reclamarse, pero bueno, somos una hinchada particular.

5) El Estadio

Orgullo nuestro, envidia de un país. Nuestro templo requiere mejoras y ser terminando, claro, además poderle sacar provecho al tiempo que pasamos en él. Muchas ideas, muchos planes y hasta ahora poca acción.

Ir al estadio es un placer, mas si es propio, si es la casa. Hacer de la ida al estadio parte de la cotidianidad como hincha debería estar trazado en los planes de acción futuros, sacarle redito a los espacios que no se están usando y convertirlo en eje de actividades.

Hinchas, asociados, prensa, todos, además de presumir las fotos de los atardeceres inolvidables o las veces que hemos ido en masa, deberíamos el alentar su uso asistiendo cada vez que se pueda, comprando las entradas de manera formal y compartiendo la experiencia con otros.

Para eso, por supuesto, se requiere mejorar la logística, la seguridad y, aunque no debería mencionarse, el cuidado de las gradas.

Estadio lleno, hinchada cercana desde el mercadeo y la comunicación, institución transparente llevada administrativamente de forma correcto sumado a una cantera con figuras de verdad, no de papel, saliendo a triunfar en medio de un plantel entregado al fútbol que el Deportivo Cali sabe dar y en comunión con su gente. ¿Es tan complicado?

Cada uno de los miembros del Comité ejecutivo debe operar en pro del Cali dejando el orgullo, el ego y hacer lo que los asociados/as esperamos de ellos, necesitamos de ellos y que la hinchada reclama, con razón.

Hay muchas personas con ganas de colaborar, entiendo que se les ha escuchado, perfecto, a los hechos, hay que actuar. Sumar, poner, dar y meter. Nada de sacar.

Tenemos un campeonato, uno muy costoso por cierto, de resto, muchos ajustes por implementar y problemas sin solución a la vista.

El tiempo corre, las oportunidades se van, la asociación no resiste mas peros y la hinchada reclama, con justicia, algo más que, confío, lo podamos ver y resolver en la Asamblea por venir de una sola manera, mirándonos a la cara y sin grises.

Nos vemos en el estadio, nos leemos por acá.

*Foto: Archivo particular