El San Valentín del 2024 en el entorno del Deportivo Cali, nos agarró con una historia de esas propias de Shakespeare en donde una comedia termina siendo una tragedia o viceversa. Historia de promesas vacías, palabras sin valor y comportamientos sin códigos que, aunque no lo merezca, convierten al otrora héroe en villano regresando tristemente, a lo que es, un cuento chino.

Pero bueno, lo importante no es dedicarse al qué, sino al cómo y al cuándo. Todo es tan raro en el verdiblanco que es poco lo que asombra o nos sorprende, menos cuando se ven actuaciones como la de Luis Fernando Sandoval y su presunto representante en la que, claramente, primaría el beneficio particular sobre la gratitud, el bien común e incluso, la lealtad o la moral.

No culpo a ‘El chino’, los futbolistas, más los rescatados de los rumores de indisciplina y discutidos por esos comportamientos, deben aprovechar cualquier oportunidad para hacer unos pesos pues su carrera puede terminar en 10 años o menos, depende de las horas de sueño y su hígado, por eso ir por las monedas es digamos, lo pertinente.

Pero tener al hincha en ascuas y bananear al Comité ejecutivo del club, aunque mal hecho que a estas alturas de la vida lo permitan, no está bien. 

No habla de la mejor manera de la integridad  del deportista y mucho menos del actuar de quien sería su representante. 

Mucho menos denota profesionalismo o ética del club que lo contrata y/o lo habría contratado qué se puede decir, aprovecha la ocasión y pasando por encima de todo y todos hace uso de opciones que ellos consideran oportunas, pero discutible desde lo que es el colegaje o el trabajar por el juego limpio. Novelón, como los que el Deportivo Cali ha venido protagonizando de un tiempo para acá. Deberíamos vender estas historias a Amazon o Netflix.

Gracias a Dios, en tono sarcástico, no necesitamos de eso porque en la Sucursal del Cielo tenemos radionovela cada semana con los mismos narradores, los temas de siempre en los que cambian los protagonistas, antagonistas, pero nunca la historia. Somos fuente de inspiración, de inagotable recurso para los arlequines modernos y sus pintorescas manifestaciones. Todo gratis, a veces, otras no tanto, depende del marrano o la necesidad de quien lo alimenta.

Igual, al Chino gracias por el aporte, enhorabuena por su rehabilitación y que le vaya bien, menos contra el Cali, en adelante. Si es decisión del Comité de Fútbol y el Comité ejecutivo del club dejarlo con el equipo entrenando y a disposición de Jaime de la Pava, adelante, pero que la dé toda, sin miedo y sin dejar dudas acerca de su actuar dentro de la cancha. El Cali no está para andar pensando en el desempeño de un seguro exempleado y si  en el presente del resto de los que procuran mantener a flote el barco financiero y lograr los puntos suficientes para mantener aquello que nos diferencia del vecino de patio.

Liderazgo y foco, concentrados a llenar el estadio, a mantener al día con las cuotas y las deudas, participar con criterio en las decisiones por venir y dejar de darle eco a los cuentos chinos o a las historias que nos desvíen de lo importante: el fútbol, el rendimiento del primer equipo y tener una cantera que hable con hechos, no que viva de promesas.

Acá, más que Shakespeare con los Montesco o los Capuleto de su Romeo y Julieta, debemos entrar en el sentir y actuar de los héroes de Alejandro Dumas, sus tres mosqueteros y D’Artagnan: “Todos para uno y uno para todos”, en este caso, todos para el Deportivo Cali, de manera épica e histórica y menos cuentos chinos.

Nos vemos en el estadio, nos leemos por acá.

*Foto: Colprensa, para Antena2.com