Alfredo Arias, uruguayo y director técnico de fútbol llegó al Deportivo Cali con una expresión verbal prolija y llena de verdades, algunas evidentes y que, al principio, pasaron del dicho al hecho con resultados. Con el tiempo los resultados se fueron perdiendo entre la adversidad, los errores individuales y algunos yerros personales. Don Alfredo, gracias, pero en este momento lo mejor para el Deportivo Cali es esto, su partida.

He leído, no llevo los números al detalle, que el rendimiento de Arias en el verdiblanco está entre el 48,8% y el 51%. Sumó algunos puntos, sostuvo un invicto largo, empató y ganó más de lo que perdió, pero en los momentos clave cayó sin discusión. Nos eliminaron de todo a lo que aspiramos, no llegó a ninguna final y cuando tuvo que recomponer, el remedió pareció peor que la enfermedad.

Sin embargo, el Deportivo Cali expuso un fútbol diferente. Salía y salió de tú a tú en cada cancha, el costo de eso fueron las lesiones musculares, las imprecisiones y los goles en contra en momentos increíbles y derivados de fallos incomprensibles. A esto el DT no pudo darle manija, lo recuerdo descompuesto en la raya, manoteando desesperado mientras los jugadores buscaban en su líder una roca de la cual aferrarse, no hubo.

La Pandemia le interrumpió el trabajo. El equipo se lo desbarataron un par de veces, pero se lo armaron un par más. Le trajeron refuerzos no solicitados y otros que no lograron encajar en el Cali. Siguió trabajando con la suya.

Recuerdo que vino precedido por sus antecedentes en el fútbol uruguayo. Salió campeón con un equipo cuya base era de la cantera, acá fue bálsamo para los oídos de muchos, especialmente los muchachos y quienes están atentos a su futuro. Los puso, sí, debutaron varios. Entraban por ratos a los partidos, fogonazos para los pelaos. Luego se perdían entre las convocatorias que no llegaban, a algunos su nombre se nos olvidó. Pudo sacarle mayor provecho, por supuesto, pero bueno, ya le queda para él.

La prensa lo elogio, “un uruguayo que no parece uruguayo”. Los partidos los manejo, el balón estuvo en nuestro poder, los delanteros se cansaron de malograr opciones, los puntos se fueron escapando, pero ninguno dolió tanto como el caer ante Equidad, Tolima, Quindío y Vélez eliminados sin atenuantes. Nada pasó.

El fútbol le plantea revanchas a todo el mundo de manera inmediata a veces, otras veces no. Este segundo semestre el Deportivo Cali le dio la bienvenida a Harold Preciado y a Teófilo Gutiérrez, solución de gol y jerarquía, sin duda. El plantel los abrazó, la hinchada los celebró, el planteo en cancha no les ayudó. Don Alfredo no logra ganar en el Estadio del Deportivo Cali, marchaba por debajo de la mitad de la tabla y sí, clasificó en la Copa Betplay, pero ese es un deber mínimo para un reto como lo es nuestro amado club.

Se va Don Alfredo, gracias. Se va mostrando que tenemos con qué jugar diferente, cómo ir al frente y sacar resultados. Se fue con lecciones a todo nivel. A los muchachos que sigan respondiendo, a la directiva para decidir con velocidad y contundencia, así como a los jugadores para respaldar en la cancha, con resultados, no palabras a su entrenador.

Se fue don Alfredo, dejando a varios canteranos con minutos en la profesional, les servirá si se enfocan en ganarse de nuevo otra oportunidad y buscan, con sus actuaciones, quedarse en la titular toda vez que los actuales once del equipo inicial distan, en su mayoría, del nivel que les brinda seguir saliendo a cantar los himnos en el circulo central.

Gracias Don Alfredo, por hablar claro de fútbol, por poner al Deportivo Cali a jugar, por buscar los resultados y por, esta vez, no atercar. Muchos éxitos en lo venga.

Y ahora, muchachos, asociados, asociadas, hinchas y comité… quedan cuatro meses para hacer valer el 2021, cuatro meses para hacer historia. Hay que lograrlo, hay con qué, duélale a quien le duela. Vamos Cali.

Nos vemos, cumpliendo todos los protocolos de bioseguridad en el estadio, nos leemos por acá.

@germanchos

*Foto: Futbolete.com

**Corrección de estilo: VEO, 😉 gracias.