Agustin_Palavecino_Cali

En Deportivo Cali se respira un nuevo aire, pero no, no tiene nada que ver con la «promesa» (prácticamente amenaza) aquella del «aire de los balones», no, es un aire diferente, ese que infla camisetas, que ondea banderas con fuerza, que limpia, que se lleva la mugre, que disipa el humo y que, songo sorongo, nos permite respirar con mayor tranquilidad.

He estado leyendo con juicio, aunque no con dedicación, lo admito, a muchos y muchas por las redes sociales. Los he leído con gusto retractándose de las criticas precipitadas a David González quien, con sus actuaciones ha ido agregando ajustando las dioptrías al punto de hacer «ver» ciego a aquel que lo califico como tal.

Dicho sea de paso, qué rápido nos olvidamos de lo que había, por supuesto, si lo que llegó muestra un comportamiento positivo, presenta resultados elocuentes y carece de la gastada y exagerada retorica, pues bienvenido, ¿no?

Este Deportivo Cali no se va con cuentos ni vive de promesas sin cumplir, ni se le siente andar en un accionar turbio. A este Deportivo Cali le salen las cosas porque quienes le están metiendo el alma, corrigiendo errores de otros a quienes nunca pareció importarles el acontecer verdiblanco, lo hacen de frente, sin buscar la aprobación de todos y enfocados en lo que de verdad nos une: el club.

Atrás fueron quedado la maratón de intereses particulares, las desesperadas ganas de hacer carrera (al precio que fuera) y la soberbia de quienes, teniendo con qué, prefirieron una salida poco decorosa al no dar la talla para las labores asignadas, así a sus amigos les parezcan los más indicados para ellas (grave error, pero, ¿quién soy yo para juzgar?)

Marco Caicedo, como presidente, llegó a un cargo que, de su propia boca, dijo no esperar o buscar. Puso a Karim Gorayeb para darle una mano con el plantel. Vieron como varias de nuestras figuras, por necesidad, gusto o capricho se fueron del club y, en medio de las limitaciones propias del modelo deficitario que administramos, lograron sumar algunos elementos que nos han llevado, junto al, en principio resistido, profe Alfredo Arias quien, songo sorongo, ha enfrentado un calendario muy difícil sumando puntos a los que muy pocos le teníamos fe. Vamos invictos, nos falta mejorar, sí, nos falta meterla, obvio, pero así, para empezar, es muy positivo. Se siente otra vibra, como si nos hubiéramos liberado de un gran mal, un exorcismo, si me permiten exagerar un poco (aunque no mucho).

Pausa. Ojo, no hemos ganado nada, no estoy diciendo que podemos darnos por bien servidos ahora ni que lo que ha hecho el comité actual sea para aplaudir, no, digo que gracias a Dios el fútbol está respondiendo y eso da alegría, mueve la taquilla, hace que el hincha pida y busque las camisetas nuevas (resistan, por favor, resistan a la piratería, no le suma al club), por cierto, las camisetas estarán disponibles desde el 26 de febrero.

El Deportivo Cali respira un nuevo aire. Los jugadores siguen en la línea de dejarlo todo en la cancha. González, Menosse, Colorado, Vásquez y Palavecino se han venido destacando. Preocupa los canteranos que antes brillaron ahora, con un DT que le gusta promover talento, lucen apagados. Pilas ahí pelaos, pilas.

Ha cambiado tanto el aire que aquellos que por costumbre nos daban «hasta con el balde» ahora hablan bien de nosotros, del fútbol que estamos logrando, de los resultados que estamos logrando y de la fe que va creciendo entre los incrédulos.

Quedan, obvio, aquellos que nos quieren destruir por deporte, por dárselas de irreverentes o porque no les gusta nada de lo bueno que nos pasa porque su vida se ha centrado en sacarle provecho a nuestras fallas. Hombre, ellos junto a los enmermelados de antes, van a tener que aguantar un poco más con la traquea obstruida porque sospecho, con la razón y el deseo, que esto que nos pasa ahora cada vez va a ser mejor.

¿Qué nos falta?

Seguir así como vamos, encontrar un verdadero «killer», seguir motivando al hincha para regresar al estadio, a alentar sin pensar en nada diferente que en este nuevo aire del Deportivo Cali cabemos todos, porque, aunque por dos años buscaron que no lo pensáramos o viviéramos así, el Deportivo Cali somos todos, juntos y así mismo encontraremos la fuerza para seguir dejando atrás aquello que no nos beneficia como familia, como institución, como lo que somos: el Glorioso.

Dios nos permita seguir así, con toda, por todo, humildes, valientes, trabajadores, serios, criteriosos, aplicados y, por sobre todo, unidos.

Vamos Cali, vamos carajo.

Nos vemos en el estadio, nos leemos por acá.

*Foto: Deportivo Cali Oficial en Twitter, por Valentina Clavijo